Jesús Nazareno de las Penas

Con la advocación “Nazareno” hacemos referencia al tema iconográfico de Cristo con la Cruz a cuestas, camino del Calvario, siendo éste por sus características, el tipo más idóneo para la escultura procesional. Las fuentes son variadas, dado que las evangélicas -en este caso- son parcas con respecto a este episodio de la Pasión; por lo que los artistas tuvieron que recurrir a los textos apócrifos y de meditación, aunque la mayor fuente será la devoción popular.

En el caso de Granada la devoción a Jesús Nazareno se la debemos a la difusión realizada en sus predicaciones por San Juan de Ávila y por el patrocinio de las órdenes religiosas, como fueron los carmelitas, especialmente los Descalzos, y los franciscanos. Pero aún así, en la Escuela granadina, prevaleció en sus representacionespictóricas más que en las escultóricas. El primer ejemplo que contamos en la escultura granadina se encuentra, seg ún los investigadores, en la escena del Camino del Calvario que aparece en el retablo mayor de la Capilla Real (1520-1522). Aunque tendremos que esperar hasta finales del siglo XVI para que el género se consolidara en manos del escultor alcalaíno Pablo de Rojas.

Mas la escultura que a nosotros nos interesa, en estos momentos, es la imagen titular de nuestra Cofradía, Jesús Nazareno de las Penas, que hasta fechas recientes era dada como anónima, pero que el profesor Juan Jesús López-Guadalupe Muñoz atribuye a un discípulo de Torcuato Ruiz del Peral, Felipe González; siendo realizada por el dicho escultor, posiblemente, en torno a 1789, fecha en la que se realizó la túnica que viste en los momentos solemnes. Esta talla se incluyó como segundo titular en la remodelación de las Reglas de 1989.

La imagen es de las denominadas de candelero, es decir, de vestir, recubierto con tela encolada sobre la que se coloca la mencionada túnica bordada o bien otra morada lisa. Cristo se encuentra en una postura bastante enhiesta sosteniendo la cruz con el hombro izquierdo, que en la actualidad la presenta invertida respecto a la posición más corriente de sostenerla, esto es, con el estípite hacia atrás, pasando a portarla en la actualidad hacia delante, siguiendo así el modelo sevillano de Jesús Nazareno. Toda la expresividad, al ser de candelero, se concentrará por tanto en las manos y en el rostro, siendo aquí donde podemos observar una serenidad clásica, en una línea sensible y espiritual, con un bello rostro de excelente factura y mirada hacia delante, reflejando de esta manera los sufrimientos físicos de la Pasión con la fortaleza espiritual del Varón de Dolores. El rostro es enjuto, aunque de suaves pómulos, con una barba bífida. Los ojos, ligeramente hundidos y con las órbitas pronunciadas, son grandes y en origen tendrían pestañas de pelo natural, la nariz es fina, y la boca se encuentra entreabierta, mostrándonos los dientes y la lengua que están tallados.

Igualmente muestra un moratón en su mejilla izquierda, e hilos de sangre que resbalan por la frente por acción de la corona de espinas y del hematoma.

La cabeza se encuentra ligeramente inclinada hacia la derecha, para apoyar la cruz sobre el hombro izquierdo, al mismo tiempo que inclina, levemente, la cabeza hacia abajo acompañando a la vista que se pierde en el infinito, con las cejas arqueadas. El cabello le cae por detrás en forma de bucles bien peinados. Presenta además, sobre su sagrada testa, una corona de espinas postiza y tres potencias. Tenemos que destacar, igualmente, las manos, las cuales aprehenden la cruz plana terminada en cantoneras plateadas, y en las que se pueden apreciar perfectamente las venas que discurren en busca de los dedos.