En 1958, la imagen del Cristo de San Agustín fue designada para participar en la exposición Carlos V y su Ambiente, celebrada en Toledo con motivo del IV centenario de la muerte del emperador.

Dicha muestra fue organizada por la Dirección General de Bellas Artes, presidida en ese momento por el granadino Antonio Gallego y Burín. Su objetivo era mostrar el papel histórico desempeñado por España en la construcción de una Europa católica. De tal modo, el catálogo de la exposición reunió numerosas obras escultóricas, pictóricas, de orfebrería, arte mobiliar, tapices y documentos procedentes de España, Bélgica, Francia, Holanda y Portugal.

A ello se sumó el marco arquitectónico del Hospital de Santa Cruz, cuya nave central presidió nuestro Titular junto con la Custodia de la Catedral de Toledo de Enrique de Arfe. El conjunto se enmarcaba en una gran pintura mural alusiva al Concilio de Trento y por sendos bustos de Carlos V y Felipe II. Asimismo, la experiencia contemplativa se acompañaba con una ambientación musical de vihuela y clavicordio.

La exposición contó con una numerosa afluencia, llegando a registrar cifras de dos mil personas al día, con visitas de obispos, ministros y del Jefe del Estado Francisco Franco.

Todo ello fue recogido por los medios de comunicación españoles, tanto de prensa escrita como audiovisuales, así como por diarios internacionales como The Times de Londres o el estadounidense The New York Times.