Cultos
La finalidad de la Hermandad, según se recoge en las Reglas , es la de la Iglesia, es decir llevar a los hombres el mensaje de salvación que Cristo vino a traer a la tierra, y ofrecerlo al os hermanos con un espíritu de servicio total, como Él hizo (Sin. 1197). Así, la Hermandad vela por promover el culto público y asiduo a Dios y a su Santísima Madre, la Virgen María, representados en nuestras Sagradas Imágenes Titulares (Regla 7.1).
La Hermandad, consciente de que el culto litúrgico es la participación del sacerdocio de Cristo vive de forma singular la vida de la fe y la oración, ofreciéndose al Padre en justicia y caridad, y procurando siempre una participación plena, consciente y activa en la vida litúrgica de la Iglesia.
CULTO AL SANTÍSIMO SACRAMENTO
La Hermandad, conforme a la Regla 29, concurre a los cultos en honor de su Divina Majestad, organizados conjuntamente con las Hermandades Sacramentales de Granada. Asimismo, la Hermandad procura mantener el turno de Adoración Nocturna Española denominado Turno V del Santísimo Cristo de San Agustín y Nuestra Señora de las Angustias.
Igualmente, la Hermandad celebra todos los domingos del año la Santa Misa, a la que se le da carácter de Misa de Hermandad. Participando de la vida litúrgica de nuestra comunidad, la Hermandad se hace cargo del montaje del Monumento al Santísimo Sacramento en el Jueves Santo, asistiendo a la celebración del Triduo Pascual que se celebra, conjuntamente con la Comunidad de Religiosas, en la iglesia del Convento del Santo Ángel Custodio.
La Hermandad, honrando al Santísimo Sacramento, realiza cultos específicos a Jesús Sacramentado en la festividad litúrgica de Cristo Rey del Universo.
Por último, y conforme a la histórica tradición de la ciudad de Granada, la Hermandad asiste corporativamente a la procesión eucarística del Corpus Christi, en la Santa Iglesia Catedral.
CULTO AL SANTÍSIMO CRISTO DE SAN AGUSTÍN
En Cuaresma, la Hermandad celebra la Función Principal de Instituto en honor al Sagrado Protector de Granada, el Santísimo Cristo de San Agustín, donde se hace la profesión de fe y donde se renueva el juramento de las Reglas. Asimismo, en los cinco días precedentes, se consagra el Solemne Quinario al Santo Cristo, siendo uno de los momentos centrales de la vida cultual de la corporación.
El jueves, viernes y sábado correspondientes a la quinta semana de Cuaresma el Santísimo Cristo de San Agustín permanece expuesto en besapiés, para que tanto los hermanos como los fieles, puedan venerar devotamente al Sagrado Protector. Al término del tercer día del besapiés, tiene lugar el acto solemne de subida de la imagen del Santo Crucifijo a su paso procesional, un evento de piedad popular que congrega anualmente a un gran número hermanos y devotos.
Finalmente, la Hermandad en la festividad litúrgica de la Exaltación de la Santa Cruz, el catorce de septiembre, asiste a la Función Solemne de Renovación del voto de la Ciudad que, anualmente desde 1679, ofrece el Excmo. Ayuntamiento de la ciudad.
CULTO A NUESTRA MADRE Y SEÑORA DE LA CONSOLACIÓN
Durante la tercera semana del mes de octubre, la Hermandad consagra la Función Solemne en honor a Nuestra Madre y Señora de la Consolación, precediéndole el Solemne Triduo así como el devoto besamanos, como uno de los actos piadosos más estimados de la Hermandad.
Los hermanos más jóvenes, desde hace una década, han impulsado la celebración de la Santa Misa en honor a Nuestra Madre y Señora de la Consolación el sábado posterior del día cuatro de septiembre, en recuerdo de la antigua festividad litúrgica de la advocación de Nuestra Titular.
Hasta el año 2008, cuando la Hermandad incorporó el paso de palio de Nuestra Madre y Señora de la Consolación al cortejo en la Estación de Penitencia, los fieles acudían durante la Semana Santa a ofrecerle el Sagrado Pésame, por la muerte de Jesucristo, su Hijo.
ESTACIÓN DE PENITENCIA
La Hermandad, de acuerdo con la Reglas, realiza anualmente Estación de Penitencia en la noche del Lunes Santo, como acto de culto corporativo acompañando a las sagradas imágenes del Santísimo Cristo de San Agustín y Nuestra Madre y Señora de la Consolación en espíritu de oración, sacrificio y austeridad, como expresión de la unión a Cristo en la expiación de los pecados de los hombres y de los propios, procurando, según San Pablo, completar la Pasión de Cristo con la propia, participando de la situación penitencial de la comunidad cristiana (Regla 36).
La dimensión evangelizadora de la Estación de Penitencia queda expresada a través de los símbolos que la constituyen, como una actitud sincera de los participantes a través de la vivencia de este acto como una unión íntima con Dios y como apóstoles de Cristo ante todo el pueblo cristiano (Regla 36).