Volviendo al tema de las rogativas y de los favores concedidos por el Cristo a la ciudad, se repitieron en 1750, a causa de la sequía, y en 1755, con ocasión de la langosta y del terremoto, siendo más destacable lo acontecido en 1834, año en que se declaró una importante epidemia de cólera en Granada. El 18 de febrero se intentó sacar al Santo Cristo en procesión de rogativas, pero atendiendo a las recomendaciones del gobernador de la Alhambra en cuanto a los inconvenientes de la mencionada procesión, por la gran reunión de personas que conllevaría y el gran riesgo de contagio, ésta no se llevó a cabo, encontrándose la opinión de los ciudadanos dividida en el tema, unos a favor y otros en contra de la procesión, división que desapareció al comprobarse que las calamidades que azotaban a la ciudad iban en aumento. Fue así como se acordó, según acta del 13 de julio de 1834, que, siendo general la aclamación de los fieles, sea sacado el Santo Cristo en procesión por las calles de Granada, a raíz de lo cual los males que afligían a la ciudad remitieron rápidamente.